miércoles, 4 de septiembre de 2024

Qué fue de... Fernando Martín?


Fernando Martín Espina nació el 25 de Marzo de 1962 en Madrid en el seno de una familia acomodada. Sus inicios en el deporte tienen lugar en colegio San José del Parque desde bien pequeño. Fernando, con un físico y una genética privilegiada, demuestra ser un superdotado motriz. Daba igual la especialidad deportiva a la que se apuntase: balonmano, judo, natación, tenis de mesa, baloncesto... Pero es que además Fernando acompañaba ese talento físico con una actitud tan extremadamente competitiva que perfectamente podría haber llegado a ser deportista de élite en cualquiera de esas modalidades. En natación, primer deporte en el que destaca pero que simultaneaba junto con el resto de los anteriormente citados, se corona 5 veces como campeón de Castilla. Pero es que, al mismo tiempo, en balonmano mostraba un nivel impropio para su edad y ya era un jugador controlado por la federación. Incluso en escalada, una de sus aficiones más desconocidas, era un consumado especialista.

Sin embargo, el deporte que cautivó a Fernando fue el baloncesto. Un día, cuando tenía 16 años, Fernando jugaba como en cada recreo una pachanga de baloncesto con sus amigos y su hermano Antonio Martín. Mariano Bartivas, su profesor de Educación Física y ex-jugador de Estudiantes, vio en él algo especial para este deporte y le propuso ir a entrenar con el equipo de baloncesto del colegio. Fernando acepta la invitación y lo demás ya es historia del baloncesto español. Con tan sólo cinco meses de entrenamientos a sus espaldas, Fernando ya era considerado la mayor promesa nacional de este deporte junto a otro histórico, Andrés Jiménez. Hecho insólito no sólo en el baloncesto, sino en cualquier especialidad deportiva.

Su talento innato para el deporte en general, y el baloncesto en particular (tenía unas manos enormes y una envergadura de una persona de 2,10 metros), no pasaba desapercibido para las grandes canteras y equipos nacionales. Real Madrid, Estudiantes, Joventut de Badalona y FC Barcelona le tantean para incorporarlo a sus equipos de base, decantándose finalmente por el equipo estudiantil. Sus padres hubieran preferido que se marchara al Real Madrid pero el entrenador de su colegio les recomendó sabiamente irse al Estudiantes. Allí iba a disponer de más minutos, y podría pulir mucho mejor las carencias tácticas y técnicas lógicas de una persona que llevaba tan solo unos meses jugando al baloncesto. Y, de paso, también evitaría estar sometido a la presión y a las altas exigencias de un club tan mediático como el Real Madrid.

Todo el mundo pensaba que Fernando iba a pagar el peaje de haber llegado a la élite del baloncesto nacional sin haber tenido una etapa de formación específica en sus categorías inferiores. Pero nada más lejos de la realidad. Aquella infancia practicando varias especialidades deportivas, tan diferentes entre sí, le granjeó unos patrones motrices y una inteligencia táctica que le permitió asimilar con aparente facilidad los complejos fundamentos técnicos y tácticos del baloncesto profesional. Sin olvidarnos de un físico privilegiado, que siguió desarrollando y que parecía no tener techo, y de su gran fortaleza mental. Con ello, no es de extrañar que Fernando comenzara a estar en boca de todos los entrenadores de la Federación Española. En su primera convocatoria con las inferiores de la selección española es cortado: no conocía la defensa en zona, cometía algunas veces pasos... Poco tiempo después se convirtió en un fijo de la selección juvenil de Aíto García Reneses (futuro entrenador del Barcelona durante más de una década). Primero comienza a acudir a las concentraciones y entrenamientos de la Federación Española, luego a disputar amistosos y finalmente a torneos internacionales, como la plata en el Eurobasket junior de 1979. Por esta época Fernando Martín ya era una de las grandes promesas europeas, junto al búlgaro Glouchkov (primer no estadounidense en jugar en la NBA), e infundía un gran respeto en sus rivales. Tanto, que para los soviéticos, los dominadores del baloncesto mundial por entonces. y nada propensos a regalar elogios a jugadores foráneos, Fernando era la mayor promesa del momento.

Durante la temporada 1980-81, última de juvenil, a Fernando se le queda pequeña la categoría de formación y empieza a sumarse a los partidos del primer equipo de Estudiantes. A medida que pasan los partidos y los entrenamientos su peso en el equipo no cesa de crecer hasta convertirse en el mejor jugador del equipo. Ni siquiera el jugador que ocupaba por aquel entonces la plaza de extranjero en el equipo estaba al nivel desplegado por Fernando.

Cuando se acerca el final de la temporada, como era de esperar para un jugador de su nivel, comienzan a llegar las ofertas por Fernando. El más interesado es el F.C. Barcelona, quien está dispuesto a tirar la casa por la ventana para llevárselo, ofreciéndole 25 millones de las antiguas pesetas por un contrato de 5 años de duración. Pero finalmente será el Real Madrid quien, en una operación relámpago, se haga con sus servicios tras pagar 13 millones de pesetas al Estudiantes. La cantidad a percibir, y la duración del contrato, era sensiblemente inferior a lo ofrecido por el club catalán pero Fernando, que era un hombre muy familiar, valoró más el poder seguir viviendo en Madrid con los suyos. 

Su llegada al club de Concha Espina no deja indiferente a los que serían sus nuevos compañeros. Un club tan jerarquizado como el Real Madrid de los Corbalán, Fernando Romay, Lopez Iturriaga... vio como aquel chico de 19 años se saltaba todas las reglas no escritas para los jóvenes y novatos que aterrizaban allí. Rompe con muchas de las reglas no escritas para los jóvenes en el club y en la cancha se muestra con una personalidad arrolladora. Su juego sigue mejorando y su excelsa condición física permite al Real Madrid desarrollar un juego rápido e intenso, en la que Fernando corría el contrataque a altas velocidades por el centro de la cancha con una agilidad inusitada para un pivot. Lo que hoy vemos como algo normal, por aquel entonces fue toda una innovación táctica gracias a Fernando.

Los cinco siguientes años en el club de Concha Espina serán probablemente los mejores de su carrera deportiva. En este periodo es considerado el mejor pívot español y uno de los mejores europeos junto al lituano Arvydas Sabonis, lo que despierta el interés de los ojeadores de la NBA. Se convierte en un fijo en el combinado nacional y fue parte importante en los dos primeros éxitos a nivel de selección que tuvo España: el Mundial de Cali 1982 y los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 1984, donde ganó la plata frente a los Estados Unidos de Michael Jordan.

Su nombre comienza a sonar entre los ojeadores de la NBA, especialmente en Los Ángeles y New Jersey. Los Lakers, equipo dominador por aquel entonces, lo ven como el sustituto ideal de Kurt RambisSu manager, el mítico Jerry West estaba enamorado de su juego y lo quería a toda costa. Cada cierto tiempo le enviaban a su casa de Madrid cajas con gorras, camisetas, sudaderas del equipo angelino. Sin embargo, los Nets se adelantan y lo seleccionan en el draft de 1985 con el numero 38. Como cualquier novato es obligado a acudir al campus de verano para ver su nivel. Fernando es el mejor y a petición de su entrenador, Stan Albeck, los Nets acuerdan firmarle un contrato pero por menos de lo que percibía en Madrid. Sin embargo, su abogado norteamericano no acude a firmar el contrato por estar de vacaciones en esas fechas y, cuando quiere hacerlo, ya es demasiado tarde. Su entrenador se acababa de marchar a entrenar los Chicago Bulls de Michael Jordan y su sustituto, Dave Wohl, no muestra ningún interés en contar con Fernando. Además, de firmar, debería renunciar a jugar con España el Mundial de baloncesto de 1986, que se celebraba en España y en el que había depositadas muchas esperanzas de medalla tras los buenos resultados de Los Ángeles 1984. Fernando jugará otro año en Madrid.

Tras el Mundial de España, en 1986 decide cruzar el charco y probar de nuevo en la NBA. En esta ocasión serán los Phoenix Suns y los Portland Trail Blazers, uno de los mejores equipos del momento, los que llamen a su puerta. Tras firmar por los Blazers se convirtió en el segundo jugador europeo que llegaba a la NBA sin pasar previamente por las universidades norteamericanas, cosa casi impensable por aquel entonces. Fiel a su carácter, se aseguró jugar con el número 10, con el que siempre jugaba en el Real Madrid, y pidió que en su camiseta se remarcase el acento en la "i" para españolizar su apellido. Su debut fue todo un acontecimiento, ya que en aquel momento era un jugador exótico, incluso se hizo una fiesta en su honor el día de su debut. 

Sin embargo aquella experiencia no fue todo lo fructífera que esperaba a nivel de minutos de juego. Primero se encontró con una de las mejores plantillas de la NBA con jugadores como Clyde Drexler, Jerome Kersey, Kiki Vandewhege, San Bowie, Kevin Duckworth, Terry Porter... Luego tuvo que lidiar con Mike Schuler y Rick Adelman, dos entrenadores ultraconservadores y nada propensos a tirar de jugadores extranjeros. A Fernando lo aburrieron, arrinconándole al último lugar del banquillo y minando cada día un poco más su moral. Lo marearon con su posición, ya que lo veían más de alero que de pívot o ala-pivot, por lo que nunca solía jugar en su posición. Las grandes estrellas de aquel equipo nunca entendieron que no se le diese más cancha a Fernando ya que lo veían como un jugador muy útil para su equipo. Su ilusión decrecía día a día y más aún cuando comienzan a cebarse con él las lesiones: fractura de nariz, otra en el menisco, tendinitis... . Al final de temporada puso fin a su aventura americana tras jugar 146 minutos en 24 partidos (de 82 que tiene la temporada), anotar 22 puntos y capturar 28 rebotes. Los San Antonio Spurs y los Phoenix Suns intentaron ficharlo pero era ya tarde, un año casi sin jugar había sido suficiente para un animal competitivo como era Fernando Martín. había pagado un precio muy caro por ser un adelantado a su tiempo.

Cuando regresa a jugar a España, decide pasar de nuevo a engrosar las filas del Real Madrid. El club merengue le había ofrecido un salario totalmente desorbitado para la época por hacerse con sus servicios: unos 600.000 euros anuales. Cifra mayor incluso que el de la mayoría de jugadores de la sección de fútbol de la entidad madrileña. Sin quererlo, Fernando se estaba convirtiendo en uno de los primeros deportistas mediáticos que tuvo nuestro país. Incluso llegó a tener un videojuego con su nombre Fernando Martín Basket Master, realizado por la desaparecida Dinamic Multimedia, en 1987.

Deportivamente las cosas no fueron como esperaba en esta segunda etapa en el Real Madrid. Enfrente se encontró con el Barcelona de los Epi, Sibilio, Solozábal, Andrés Jiménez...y Audie Norris, pivot norteamericano con el que disputó duelos épicos. Encima, el Real Madrid fichó por aquel entonces al yugoslavo Drazen Petrovic, que le restó protagonismo y con el que tuvo que lidiar en no pocas ocasiones por su gran ego. Aún así en esta etapa ganó una Copa del Rey y una Recopa de Europa.

A finales de 1989, Fernando Martín sufría un aparatoso accidente de tráfico cuando se dirigía hacia el Palacio de los Deportes para animar a sus compañeros, pues estaba lesionado. El exceso de velocidad hizo que perdiera el control de su potente vehículo, saltase la mediana y chocase contra otro coche que iba en dirección contraria. Su muerte conmocionó a todo el deporte español en general y al baloncesto mundial en particular. Su multitudinario entierro se convirtió en un desfile de deportistas, dirigentes y políticos. Pero si alguien destacó, hundido en un mar de lágrimas, fue el pívot norteamericano del F.C. Barcelona Audie Norris. En la cancha eran archienemigos y sus duelos bajo los serán recordados por las chsipas que saltaban por las "caricias" que se daban. Pero fuera de ella llegaron desarrollaron una gran amistadEl Real Madrid, en su homenaje decidió retirar el dorsal número 10, que nunca volvió a ser portado por ningún otro jugador. Paralelamente, los Ayuntamientos de Madrid y Fuenlabrada le pusieron su nombre a sendos pabellones deportivos, uno de los cuales es la sede actual del equipo fuenlabreño.

Su figura ha sido fuente de inspiración a otros deportistas, como el actual capitán de la selección española de baloncesto, Rudy Fernández. El mallorquín se plantó en el concurso de mates de la NBA en 2009 luciendo una camiseta de Fernando Martín. También músicos, como los raperos Tote King o Nach, hablan de Fernando Martín en varias de sus canciones.

Su hijo Jan Martín ha recogido su testigo como jugador de baloncesto. No llegó al nivel de su padre, pero llegó a jugar en equipos como Estudiantes, Fuenlabrada, Real Madrid en España, y varios de la Superliga israelí. Su hermano, Antonio Martín, otro histórico del baloncesto español y con el que llegó a coincidir en las filas del Real Madrid, es el actual presidente de la Liga Endesa de baloncesto. 

Con motivo del aniversario de su muerte, se ha publicado este documental sobre Fernando Martín.


Si quieres leer su biografía, "Fernando Martín, instinto ganador", puedes hacerlo dentro del #PLEIEF

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