El Reino Unido tiene un auténtico problema de peso. Lo es hasta el punto de que el 70 % de los jóvenes de la generación del milenio, nacidos entre principios de los años ochenta y mediados de los noventa, tendrán sobrepeso u obesidad entre los 35 y los 45 años. Así lo recoge un estudio publicado este año en la revista científica Cancer Research, en la que se denunciaba que el país es ya la nación con más sobrepeso en Europa occidental, con tasas de obesidad que aumentan aún más rápido que en Estados Unidos. Fue una contundente llamada de atención que no ha pasado inadvertida por el Ministerio de Salud, que se verá obligado a cambiar el Plan de Obesidad Infantil aprobado hace solo dos años para combatir un problema que se le ha ido de las manos.
La nueva normativa, mucho más dura que la actual, prohibirá la venta de dulces, golosinas y bocadillos grasos en las cajas de los supermercados. Es una de las medidas avanzadas ayer por el secretario de Salud y Asistencia Social, Jeremy Hunt. ¿El objetivo? Reducir las tasas de obesidad infantil a la mitad de aquí al 2030. «Todos tenemos la responsabilidad de actuar antes de perder una generación de jóvenes ante una epidemia completamente evitable. No podemos darnos el lujo de perder el tiempo, y es por eso que nos comprometemos a reducir a la mitad la obesidad en los próximos doce años con acciones audaces», aseguró Hunt en declaraciones recogidas por la BBC.
Limitar la publicidad
El plan incluirá más medidas de impacto. También se suprimirán las ofertas de 2 x 1 de dulces y bollerías y se pondrá límite a otro tipo de promociones que se realicen sobre estos productos. También se exigirá que los menús de los restaurantes, cafés y en la comida para llevar a casa se introduzcan etiquetas claras con las calorías de la comida, de tal modo que los padres puedan tomar una decisión informada sobre lo que comen sus familias.
Otra de las acciones previstas, que se someterán a un período de consultas antes de aprobar una normativa definitiva, pasa por el veto a los niños del consumo de bebidas energéticas con cafeína. No es un tema menor, ya que las estadísticas indican que uno de cada cuatro niños británicos de entre 6 y 9 años consumen este tipo de productos. Otras restricciones afectarán a la publicidad. El objetivo es que tanto en las televisiones como en Internet no se emitan anuncios de productos poco saludables.
El Gobierno también hará un llamamiento a la industria para que reconozca el daño que pueden causar los anuncios de alimentos ricos en grasas, azúcar y sal. Otras iniciativas pasan por incrementar el ejercicio físico en las escuelas y para promover el uso de la bicicleta, acciones que recibirán un importante apoyo económico. «El coste de la obesidad, tanto en vidas individuales como en nuestro sistema de salud, es demasiado grande como para ignorarlo. Hoy estamos tomando medidas para garantizar que en el 2030 los niños de todos los orígenes tengan la ayuda que necesitan para comenzar una vida más saludable y activa», aseguró Steve Brine, el ministro de Salud Pública del Reino Unido.
Fuente: https://www.lavozdegalicia.es/noticia/sociedad/2018/06/25/reino-unido-restringira-chuches/0003_201806G25P25992.htm
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