El bádminton sigue viendo año tras año como crece su popularidad y, con ella, el número de practicantes en todo el mundo. Se estima que, con doscientos millones de practicantes, actualmente es el sexto deporte que alberga un mayor número de practicantes en todo el planeta. En países como China, Indonesia, Corea del Sur, India y Japón es todo un fenómeno de masas que desata pasiones entre sus millones de aficionados. En nuestro país, aunque sigue siendo un deporte minoritario en el que se rondan las 10.000 licencias federativas, sí es cierto que la aparición de la jugadora onubense Carolina Marín ha conseguido aumentar en un 195% las licencias federativas de jugadoras y en un 90% el número de entrenadoras, técnicas oficiales y árbitros.
Pero el bádminton moderno es mucho mas que un simple deporte. Detrás de los jugadores, y de los cuerpos técnicos que les acompañan, cada vez se encuentran más científicos en activo liderando grupos de investigación punteros a nivel internacional. Este es el caso de Fernando Rivas, entrenador de Carolina Marín desde hace casi 20 años y persona clave en todos sus éxitos. Metódico, vanguardista, atento y receptivo a todo aquel detalle que ayude a mejorar un milímetro el nivel, es el técnico que más innova en la preparación de sus pupilos. Este Doctor en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte por la Universidad Politécnica de Madrid ha roto con el concepto de entrenador al uso hasta la fecha. Su método, totalmente basado en la ciencia, no deja nada al azar. De hecho, cree firmemente en que el éxito de Carolina Marín no reside en su talento, sino que se encuentra en su asombrosa mezcla de capacidad de trabajo, esfuerzo y sacrificio. Así, ha rodeado a Carolina de un grupo de especialistas en diferentes disciplinas donde hay analistas de datos, fisioterapeutas, preparadores físicos y, lo que es más curioso, optometristas. Llama la atención la presencia de estos últimos dentro de un cuerpo técnico, algo que no veremos en otro deporte, pero, si analizamos detenidamente la dinámica de juego del bádminton, no debe de extrañarnos en absoluto. En un deporte en donde su móvil llega a alcanzar velocidades que llegan a superar los 400 kilómetros por hora cualquier problema de vista puede influir negativamente en los tiempos de reacción del jugador, disminuyendo su rendimiento deportivo.
Pero este no es el único caso que obsesiona a Fernando. También la temperatura a la que entrena Carolina Marín se ha convertido en una de sus preocupaciones. En una de las cunas del bádminton como es Malasia, suelen tener la costumbre de colocar potentes máquinas de aire acondicionado en sus pabellones por lo que suele haber mucho frío dentro de estas instalaciones. Así no es extraño ver a Carolina Marín entrenando en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid rodeada de ventiladores para intentar simular las condiciones que se encontrará en los pabellones asiáticos unas semanas más tarde. Tampoco debemos olvidar la importancia del entrenamiento psicológico que recibe Carolina Marín, fundamental en momentos clave de alguna de sus épicas victorias. Por un lado sirve para centrarla y evitar que se marche del partido, o motivarla. Pero por otro, es un recurso muy empleado para intimidar al rival que tiene enfrente. Los constantes gritos de rabia que caracterizan tanto a Carolina, con los que celebra muchos de sus puntos, no son fruto de la casualidad. Es algo más que estudiado en el campo de la psicología del deporte y con lo que busca minar la moral de su rival, especialmente a las asiáticas. Sabe que cuando un entrenador no cesa de animar a sus pupilos es señal de que las cosas no están marchando bien, huelen la sangre y se vienen arriba. En cambio, cuando te ven gritando, celebrando los puntos como si le fuera la vida en ello, ven que no se rinde y que les queda mucho por pelear para poder llevarse el partido. También la psicología jugó un papel destacado en su recuperación frente a las desgracias que ha sufrido Carolina a lo largo de su carrera, como sus tres graves lesiones en la rodilla o la trágica muerte de su padre.
Otro pilar importante en sus entrenamientos es la importancia que Fernando Rivas le confiere a la inteligencia artificial y al big data a la hora de mejorar los planes de entrenamiento y las estrategias de competición de Carolina Marín. Lo llevan empleando desde hace más de 15 años, cuando este revolucionario sistema de análisis de datos, hoy en día tan valorada, gozaba de muy pocos adeptos dentro del mundo del deporte. Han sido pioneros a la hora de diseñar un complejo programa de datos en el que tienen registrados más de 250.000 partidos, obteniendo una media de 52.000 datos de cada uno de ellos, lo que les permite tener más de 13.000 millones de datos. Esto le ha permitido a Carolina y a su cuerpo técnico tener registrados 200.000 golpes de las mejores jugadoras del Top 100 del circuito profesional. De esta forma no sólo conocen los patrones de juego de las rivales con las que se van a medir a lo largo de la temporada, sino que también son capaces de predecir cómo van a ser estos en cada fase del partido. Esta valiosa información le permite a Carolina conocer los puntos débiles de sus rivales, así como conocer sus propias debilidades y fortalezas. Pero sin duda, lo que ha revolucionado el circuito ha sido la introducción de modelos matemáticos que predicen el comportamiento de sus rivales a lo largo del partido dependiendo de si, por ejemplo, va por delante o por detrás en el marcador. De esta forma Carolina puede adelantarse a los movimientos de sus rivales y sacarles ventaja.
También Fernando Rivas es pionero en la introducción de la llamada ciencia de redes a los deportes de raqueta, tras una compleja investigación hecha en colaboración con miembros de la Universidad Politécnica y la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Este área multidisciplinar aplicada al bádminton les permite conocer más a fondo cómo juegan sus deportistas y también cómo lo hacen sus rivales. Mediante grabaciones que registran todo lo que sucede en la pista de bádminton, disponen de toda la información sobre los movimientos de las jugadoras, la altura que alcanzan los volantes, las posiciones que ocupan las jugadoras en cada momento... y todo ello con tan sólo un margen de error de 10 centímetros. Son capaces de detectar los patrones de juego que una jugadora repite a lo largo del partido, las zonas de la cancha que tienen más importancia en el desarrollo de cada punto, la probabilidad de que cada jugadora se mueva a un lugar o a otro en cada punto, las zonas en las que se ha golpeado más frecuentemente el volante o hacia donde se desplaza la jugadora tras golpearlo... Toda esta valiosa información permite a Fernando conocer a fondo no sólo a su pupila sino también a todas sus rivales
La preparación física de Carolina Marín es otro de las claves de su éxito. Es cierto que la condición física del deportista es algo que hoy en día todos los cuerpos técnicos controlan y cuidan con mucho esmero. Pero, en el caso de Carolina Marín, de nuevo han sido pioneros a la hora de introducir nuevas metodologías y sistemas para el control de las cargas del entrenamiento. Para ello, Fernando Rivas parte de la base de que el bádminton es un deporte muy intenso, explosivo y donde mantener un estado de forma óptimo a lo largo de toda una temporada es algo harto complejo. Para conseguirlo, sus preparadores físicos se encargan de cuantificar las cargas de trabajo durante los entrenamientos y los partidos mediante un sensor diminuto que Carolina lleva en su espalda y que les va a proporcionar miles de datos. Esos datos serán procesados y, gracias a ello, se pueden ir haciendo a la idea del grado de desgaste y fatiga que va acumulando la jugadora a medida que transcurre la temporada. Además, estos datos se complementan con la información proporcionada por otros sensores que arrojarán información sobre su grado de concentración, horas de sueño, estado anímico, grado de bienestar... en cada momento. También adaptan la preparación física a las características del juego. Se sabe que el bádminton cada año evoluciona hacia peloteos cada vez más duraderos, con intervalos de descanso más largos, lo que alarga la duración de los partidos. Datos que no deben de ser pasados por alto a la hora de entrenar en tanto en cuanto pueden influir tanto en el resultado del partido como en el estado físico del jugador. Todo esto ayuda a diseñar unos entrenamientos totalmente personalizados y adaptados a las circunstancias que rodean a la jugadora en cada momento de la temporada. Así se minimizan los riesgos de lesión del jugador.



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