Gervasio Deferr Ángel nació el 7 de noviembre de 1980 en Premiá de Mar (Barcelona). De orígenes argentinos, sus padres fueron unos de los miles de ciudadanos de aquel país que llegaron a España huyendo de la dictadura peronista. Sus inicios en el mundo de de las habilidades gimnásticas tienen lugar desde bien pequeño. Todo comenzó con un aprendizaje espontáneo y totalmente autodidacta, sobre todo trepando árboles y farolas. Cuando contaba con tan sólo 5 años, llama la atención de una chica que lo observa detenidamente en un parque mientras ejecuta una mezcla de parkour y ejercicios gimnásticos, con un nivel de ejecución y destreza impropio para su edad. La chica, que resulta ser una entrenadora de gimnasia, habla con su madre para que lo lleve a entrenar a su centro deportivo, convencida de que no ha visto semejante potencial en su vida. Y razón no le faltaba. Gervasio es una esponja, asimila con una facilidad asombrosa las complejas técnicas y habilidades específicas de la gimnasia artística. Su nivel es tal que su entrenadora, viendo los apuros económicos económicos que estaba pasando la familia y el diamante en bruto que tenía entre sus manos, ni tan si quiera les cobra. Comienza a entrenarlo todos los días y preferentemente a solas porque el resto de compañeros, si le intentan imitar, acaban haciéndose daño.
Llega un momento en que, tras 6 meses en aquel gimnasio de Premiá, no hay nada más que le puedan enseñar. Así que es enviado a la Foixarda, el centro neurálgico de la gimnasia catalana. Allí se irá curtiendo con diferentes entrenadores, especialmente con el bielorruso Lev Nicolaevich Galandrin, al que reconoce como el más relevante de su carrera. Con 13 años es becado para residir en el Centro de Alto Rendimiento de San Cugat del Vallés (Barcelona), lo que le permite centrarse más en los entrenamientos y descansar mejor. Ahora no sólo entrenará más -pasará de entrenar 7 a 9 horas diarias- sino que, al hacerlo con los mayores, también lo va a hacer mejor. En todo este tiempo comienza a destacar en competiciones oficiales, ganando sus primeras medallas y postulándose como una de las grandes promesas de la gimnasia española.
Pero no todo el mundo lo ve así. La gimnasia artística española estaba inmersa en una absurda rivalidad Madrid-Barcelona, en la que los grandes perjudicados eran los jóvenes gimnastas como Gervasio. El ego desmedido de entrenadores como el polémico Marco Antonio Vázquez Moratinos, que exigía a los gimnastas entrenar con él en Madrid si querían acudir al equipo nacional, estancó mucho la gimnasia artística española. Mientras en Cataluña, con Lev Galandrin al frente, se trabajaba con una mentalidad más abierta intentando reducir la distancia que les separaba de las grandes potencias como la Unión Soviética, en Madrid reinaba el inmovilismo. Su particular forma de entender la gimnasia, renunciando a competir de tú a tú con las grandes potencias por considerar que esas ejecuciones entrañaban demasiados riesgos, les lleva a estancarse. Gervasio, que para entonces ya empezaba a dominar complejas técnicas como el kovacs, muy empleada por los soviéticos, comienza a ser un problema para esta particular filosofía que tienen en Madrid. No sólo no se marcha a entrenar a Madrid sino que además es capaz de ejecutar perfectamente rutinas que los técnicos de Madrid consideran demasiado arriesgadas por su dificultad. "Con ese tipo de gimnasia nunca vas a estar en mi selección" le espetó en cierta ocasión Vázquez Moratinos. "En aquel momento estoy seguro de que o me hago un caparazón o me voy a la mierda. Tengo que esforzarme para sacar el diablo que tengo dentro, porque yo no soy un killer. Y no puedo seguir siendo ese Gervi de terciopelo al que le rozan y ya se le cae una lágrima".
En 1987, con tan sólo 15 años, se proclama Campeón de España junior, y debuta en el absoluto ganando el oro en dos de los seis aparatos. En la Federación Española parece que soplan vientos de cambio y Lev Galandrin, su gran valedor, es nombrado nuevo seleccionador nacional. Con él debutará en su primer mundial en Lausana (Suiza) donde un joven Gervasio, con un 7º puesto, ya empieza a dar muestras de todo el talento que atesora. En 1988 se fractura el tobillo, su primera lesión grave, por hacer caso a las indicaciones de Jesús Carballo, otro entrenador del que no guarda buen recuerdo. Tras una rápida recuperación acude al Campeonato de Europa Junior de San Petesburgo, en donde ganará el oro en la prueba de suelo y rozará la presea en otras tres más.
1999 será el año de su consolidación en la élite de la gimnasia mundial. En el Mundial de Tianjin gana la medalla de plata en la prueba de suelo, siendo superado únicamente por una leyenda de la gimnasia mundial, el ruso Alexei Nemov. También se sube al pódium en varias pruebas de la Copa del Mundo, mostrándose como uno de los mayores especialistas del mundo en suelo. En el 2000 prosigue su ascensión en la élite mundial tras ganar una plata en el Campeonato de Europa de Bremen y varias medallas en las pruebas de la Copa del Mundo. Pero, sin lugar a dudas, su gran éxito ese año fue el oro olímpico en la prueba de salto durante los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, la primera medalla de la historia de la gimnasia artística española. En 2001 empieza a tener problemas con las lesiones que le aparecen en los hombros, lo que no le quita de seguir subiéndose al pódium en las pruebas de la Copa del Mundo celebradas ese año. Las molestias son cada vez mayores y deberá pasar por el quirófano para operar ambos hombros, y evitar que las lesiones se le compliquen y se tornen en algo más grave.
2002 no fue un buen año para Gervasio. En un control antidopaje da positivo y es desposeído de varias medallas de la Copa del Mundo, así como sancionado sin poder competir 3 meses. Es en esta etapa de su vida en la que empieza a ver el lado menos amable del deporte. Se siente sólo, ve como muchos que le doraban la píldora ahora le dan la espalda y lo acusan de haberse dopado. "Todos los que me hacían la rosca fueron los primeros en señalarme. (...) Cabrones. Se suben al carro, sin más, sin haber hecho deporte en su vida, sin haber sentido lo que es entrenar, esforzarte, perder, perder y perder, hasta que logras ganar. Porque la victoria, en el deporte y en la vida, se construye sobre el aprendizaje de mil derrotas. (...) Ellos no entienden nada de eso pero se creen con derecho solo porque ocupan cargos con corbata. Para mí no ha cambiado nada, son ellos los que me suben y bajan del pedestal. De tratarme como un dios pasan a tratarme como un apestado. Primero me trataron sobremanera y luego sobremierda".
Pero las malas noticias no paran ahí porque comienza a tener problemas espalda. A priori, 2003 es un año que tiene marcado a fuego porque tiene el Mundial de Anaheim pero, por desgracia, debe renunciar a participar en él. Y, mientras sus rivales entrenaban duramente con vistas a los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, Gervasio se refugió en la noche y la fiesta. Entró en una espiral de autodestrucción que estuvo cerca de dejarle sin la cita olímpica. A tan sólo 6 meses de la competición, y tras casi 3 años sin poder entrenar en condiciones, se planta en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid para completar su puesta a punto. La preselección masculina más potente que se recuerda en España cuenta con 11 gimnastas de mucho nivel, pero sólo 6 de ellos acudirán a Atenas. Gervasio es uno de los elegidos y, pese a llegar muy justo de forma, roza la medalla en la prueba de suelo, quedando a una décima del oro. Sin embargo, en la de salto -contra todo pronóstico- revalida su título olímpico. Tras su segundo oro olímpico, inicia el que tal vez sea su ciclo olímpico más tranquilo de su carrera. Hasta se permite el lujo de participar en la expedición de Juanito Oyarzabal para coronar el Aconcagua en 2006.
Su progresión en los mundiales, 14º en Melbourne 2005, 4º en Aarhus 2006, y 2º en Stuttgart 2007, demuestra que va en buen camino hacia su tercera presea olímpica. La gran novedad es que decide dejar un poco de lado la prueba de salto, donde ya tiene dos oros, para centrarse en la de suelo. Y no conseguirá el oro porque el gimnasta chino Zou Kai, la gran revelación del torneo, se muestra intratable por lo que Gervasio tiene que conformarse con una plata que le sabe a oro. Al acabar entiende que su tiempo en la alta competición ha terminado, comienza a barruntar su retirada, y en 2011 la anuncia oficialmente. Le quedará la espina de no haber podido ser el abanderado español, ya que el desfile inaugural siempre es el día antes de las competiciones de gimnasia artística, y el no haber ganado un oro en la prueba de suelo. Hay quien cree que, de seguir hasta los Juegos Olímpicos de Londres 2012, hubiese ganado otra medalla, máxime viendo el nivel exhibido ese año. Pero, en cualquier caso, las tres medallas olímpicas le convertirán en un mito viviente del deporte español.
Desde 2011, fuera ya del deporte de élite, le pasa como a muchos otros deportistas cuando se retiran. Se encuentra un poco perdido porque desde que era pequeño sólo lo han preparado para competir, para ser el mejor en lo suyo, para ser un frío killer frente a sus rivales. Cuando no tiene ese objetivo en mente, se queda solo, a la deriva y empieza a abusar del alcohol. Cambia la rutina de 7 horas de entrenamiento diarias por la de levantarse tarde e ir al bar hasta la medianoche. Comienza a trabajar en el C.A.R. de Sant Cugat del Vallés como entrenador de gimnasia artística. Paralelamente, hace sus pinitos en televisión en un programa de saltos, "Mira quien salta", compitiendo contra famosos y otros deportistas, participa en el concurso "Pasapalabra", y hasta hace debuta como actor en la serie "Hospital Central". Su fama le lleva a ser invitado a programas de televisiones extranjeras, como el caso de un programa japonés de salto de plinto junto a viejas glorias de la gimnasia artística ya retiradas, como el bielorruso Vitaly Shcherbo.
En 2016 abandona su trabajo en el CAR de Sant Cugat del Vallés. Se da cuenta de que no puede ser entrenador en el CAR porque él es, ante todo, gimnasta olímpico. "Mi mente no puede soportar todo esto. No sé cómo la gente puede vivir sin tener objetivos a corto plazo. Yo, al menos, descubro que soy incapaz. En lugar de haber empezado a entrenar en la base, como hacen tantísimos ex-deportistas para aprender antes de ser técnicos de élite, he empezado la casa por el tejado. Ojalá hubiese hecho esa reflexión. No soy consciente de esto y lo que me siento es un fracasado". Y esa sensación es la que le hace fustigarse, y bloquearse constantemente, Únicamente encuentra acomodo para combatir a todos sus males en el alcohol. Su problema con la bebida se agrava y toca fondo. En 2017 ingresa en una clínica de desintoxicación donde coge de nuevo las riendas de su vida y, por primera vez en mucho tiempo, se vuelve a sentir libre.
Actualmente se encuentra entrenando a jóvenes en el gimnasio que posee en el barrio barcelonés de La Mina (Club Gimnástico Deferr). La instalación, situada en uno de los barrios más estigmatizados de España, tiene unos 100 alumnos, de los cuales un 80% son chicas, y hay lista de espera para entrar. Es el primer gimnasio privado que se ha creado en este barrio y tiene en mente aumentarlo durante los próximos años. Es el más barato de todo Catalunya y cuida mucho los valores que transmite y el aspecto social. Es más, una de las obligaciones de sus pupilos es acudir regularmente a la escuela. "En este deporte hay que pensar mucho, por eso hay que frecuentar la escuela. Los niños que acuden al gimnasio mejoran más en la escuela que los que no lo hacen. Si uno es absentista, no podrá venir más al gimnasio y deberá buscarse otro deporte. Todos los valores transmitidos por los entrenadores a través del deporte permitirán a los chavales enriquecerse, avanzar, encontrar motivación en la vida, y tener más elementos para vivir en convivencia con los demás".
Si quieres leer su biografía en "El gran salto" recuerda que la puedes encontrar en nuestro #PLEIEF
Fotos: desdelamina.net; Quinzeveus; gimnastas.net
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