Decía el gran Earvin "Magic" Johnson que, de todos los jugadores a los que se había enfrentado durante su carrera deportiva, al único que había temido era a Larry Bird. Para muchos fue el mejor alero que han visto las canchas de baloncesto. En la época en la que la NBA alcanzó su cénit, dominó la competición junto a Michael Jordan y Magic Johnson. Revivió a los Boston Celtics para llevarlos a ganar tres campeonatos, consiguió tres MVP consecutivos y firmó algunas de las páginas más memorables de la historia del baloncesto. Y todo ello, tal y como aseguraban los pocos detractores que tuvo, sin saber saltar, ni correr, ni driblar.
Publicadas poco antes de su retirada en 1992, estas memorias revelan el testimonio vital y profesional de una figura poco dada a las entrevistas y en gran parte desconocida. Larry Bird se sincera sobre algunos de los capítulos más decisivos de su vida y de su carrera: la angustia por el suicidio de su padre, la férrea disciplina que convirtió a un chico de pueblo en una superestrella nacional, la magia del Boston Garden y los Celtics, la feroz rivalidad con los Los Angeles Lakers o su relación con Magic Johnson, Michael Jordan o Isiah Thomas.
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