lunes, 26 de agosto de 2024

¿Qué fue de... Miriam Blasco?


Miriam Blasco Soto nació en Valladolid el 12 de diciembre de 1963. Desde que dio sus primeros años, su vida estuvo orientada al deporte. Su padre era profesor de Educación Física y su madre regentaba una tienda de deportes. A ella, y a sus ocho hermanos, les obligaron a apuntarse a alguna actividad deportiva, así que se puede decir que los inicios de Miriam en el judo fueron un poco por casualidad. Por aquel entonces, el judo era un deporte practicado sobre todo por chicos, por lo que a Miriam le tocaba combatir muchas veces contra rivales masculinos, al ser únicamente eran 3 chicas en su grupo. Poco a poco se fue introduciendo en el mundo del judo y también en las competiciones. Cuando tenía 18 años, su padre se jubila y toda su familia se traslada a vivir a Madrid. Sin embargo Miriam, por cuestiones deportivas y sentimentales, lo hace a Alicante. Allí estaba el que luego fue su marido y, además, la situación le era mucho más favorable para la práctica del judo. Va a poder compaginar sus estudios de magisterio con el judo, donde además de competir empieza a dar clases a los más jóvenes.

A nivel nacional empieza a sumar sus primeros títulos, que se verán refrendados con su primer éxito continental: la plata en el Campeonato de Europa de Pamplona en 1988. En 1989 va un paso más allá y consigue sendos bronces en el Campeonato de Europa de Helsinki y en el Campeonato del Mundo de Belgrado. Sin embargo, en España, seguía siendo una deportista anónima, conocida en el mundo del judo por ser asidua a las rondas finales pero poco más. En 1991 explota todo el potencial que atesora y se proclama doble Campeona, de Europa y del Mundo, pasando a engrosar todas las quinielas como la máxima favorita para hacerse con el oro en la próxima cita olímpica. 

Un par de meses antes de los juegos, gana el bronce en el Campeonato de Europa de París, cita en la que quizás se esperaba un mejor resultado. Y las malas noticias para Miriam no acaban aquí. Una semana antes de que empezara su competición en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, su participación quedará marcada por el fallecimiento de su entrenador, y gran valedor, Sergio Cardell en un accidente de tráfico. Sin embargo Miriam se rehace del golpe cual ave fenix y comienza a superar rondas dejando en el camino a potentes rivales, con las que a priori podría perder: la coreana Cheng Sung, la japonesa Tateno y la cubana González. Se planta en la final, con un Palau Blaugrana abarrotado, y allí, tras una final muy reñida y que sólo se decidió en los últimos momentos del combate, derrota a la británica Nicole Fairbrother (la que hoy es su mujer). Miriam acababa de hacer historia en la historia del deporte español al convertirse en la primera mujer que ganaba una medalla de oro en unos juegos olímpicos de verano. Un hito tan importante que significó derribar una barrera del deporte femenino español, tantos años ignorado y denostado. 

Tras ese éxito, que le había llegado a Miriam con 28 años, sólo le seguiría un bronce continental más -dos años más tarde- en el Campeonato de Europa de Gdasnk en 1994. Antes de su retirada, el Consejo Superior del Deporte le premia en 1994 con la medalla de oro de la Real Orden del Mérito Deportivo, máxima distinción del deporte español. Tras abandonar la competición pasa a ser una reputada entrenadora de judokas a nivel nacional. Así no es de extrañar que se presentase con dos de sus pupilas, Isabel Fernández y Yolanda Soler, en los Juegos Olimpicos de Atlanta 1996, ganando ambas la medalla de bronce.

En los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 volvemos a tener a Miriam como participante, pero esta vez retransmitiendo en TVE las competiciones. Pero esta experiencia radiofónica no duró mucho porque Miriam hizo sus pinitos en el campo de la política, enrolándose en las filas del partido popular. Es elegida senadora por la provincia de Alicante en 3 legislaturas (200, 2004 y 2008) y diputada (2011-2015). En esta etapa, fue muy criticada por la comunidad LGTB porque, siendo Miriam parte de ella, en 2005 votó en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo, siguiendo la disciplina de partido. Siempre afirma que "voté y me fui al baño a llorar" y que se arrepiente mucho de ello.

Ha sido vocal de la Comisión de la Mujer del Comité Olímpico Español y presidenta de la Comisión especial sobre la situación de los deportistas al finalizar su carrera deportiva. En la actualidad se dedica al voluntariado​ y mantiene su compromiso en promoción de la mujer en el deporte. Tiene sendas calles en las ciudades de Alicante y Valladolid, donde además cuenta también con un pabellón con su nombre.

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