El exitoso Getafe C.F. de José Bordalás, clasificado para la Europa League en la temporada que acaba de finalizar, está íntimamente ligado a la 8200, una de las unidades más secretas de los servicios de seguridad de Israel. Muy poco se conoce de un grupo clandestino cuyo germen brota en los años 30. Entonces, ya interceptaban llamadas telefónicas de las tribus árabes para conocer sus planes sobre posibles disturbios. Ahora, los cerebros más brillantes del país, chicos y chicas siempre entre 18 y 21 años, conforman una división informática de élite, lista para desarmar la defensa de un reactor nuclear sirio o analizar millones de mensajes de la red en busca de pistas anti terroristas. Su labor es la gasolina del Mosad, la famosa agencia de inteligencia israelí.
Los miembros de la 8200 salen del búnker rumbo a Palo Alto (California), fichados por las compañías tecnológicas más importantes del planeta. Otros directamente desarrollan ellos empresas o aplicaciones que venden después por millones de dólares a los gigantes del sector. Tal Brown y Eyal Eliakim decidieron utilizar su conocimiento en el deporte. Si eran capaces en la 8200 de, gracias a millones de datos interceptados, intuir el comportamiento de los enemigos de Israel, ¿por qué no iban a ser capaces de prever lesiones musculares?
"Es un herramienta que va a cambiar el deporte de élite", intuye Javier Vidal, preparador físico del Getafe y mano derecha de Bordalás. Su equipo, con el cuarto menor presupuesto de la Liga, ha rozado la Champions League gracias a una mezcla de esfuerzo coral, certera pizarra del técnico y el extraordinario rendimiento de una plantilla corta hecha con jugadores sin apenas experiencia en la elite. "Teníamos que exprimir nuestros recursos, no nos quedaba otra", dice Bordalás, el entrenador sorpresa de la temporada. En su disciplinado libreto, capaz de controlar la dieta de todos sus jugadores o de emocionarles con vídeos de Irene Villa, se ha colado la tecnología punta. Gracias a la intermediación de Jordi Cruyff conocieron Zone7 hace dos años.
A LA ESPERA DE UNO DE LOS GRANDES
El hijo del mítico futbolista holandés comenzó a trabajar con esta empresa de análisis de datos en su etapa como director técnico del Maccabi de Tel Aviv. Después, les ayudó a aterrizar en el fútbol español. Vidal, en el verano de 2017, escuchó con curiosidad la propuesta de aquellos dos ingenieros computacionales que habían servido para el espionaje israelí.
Fue el Getafe el primer escudo europeo en hacerse con los servicios de Zone7. Hoy, equipos de la Premier League inglesa, del Calcio italiano, de la MLS norteamericana o de la liga universitaria de baloncesto de EE.UU cuentan con su avanzado sistema gracias, en buena parte, al éxito del modesto Getafe de Bordalás, clasificado para la Europa League. Incluso uno de los grandes clubes españoles estudia incorporar esta tecnología de forma inmediata. Tan importante ha sido el ejemplo del Getafe para Zone7 que el pasado jueves estuvieron rodando un anuncio comercial en el Coliseum.
«Tras una primera temporada de pruebas, donde nosotros les ayudamos mucho a mejorar sus aplicaciones en el fútbol, ha sido en ésta cuando hemos empezado a sacar fruto de verdad a sus programas de prevención de lesiones», cuenta Vidal, que junto a Bordalás logró convencer a Ángel Torres de que merecía la pena invertir en el producto. El precio era asumible y los resultados han sido asombrosos. El Getafe ha cerrado la campaña como el equipo de Primera con menos lesiones musculares, tan sólo ocho. El Atlético o el Real Madrid rondaron las 30.
CHALECOS CON GPS
"Hubo casos que nos dejaron con la boca abierta por su precisión", asegura Vidal sobre los informes que cada tarde recibía en su ordenador procedentes de Tel Aviv. Allí procesan todos los datos de los jugadores en el último entrenamiento. Los dispositivos GPS colocados en unos chalecos bajo las camisetas recogen cientos de variantes, desde la potencia de los saltos a la fuerza de sus golpeos. Por supuesto, distancia recorrida, velocidad, pulsaciones... Todo unido al historial médico y perfil fisiológico del profesional. Si un futbolista ha sentido más fatiga esa mañana, la tarjeta de memoria se lo desvelará a Zone7. Aunque él diga que no, seguramente la noche anterior durmió menos de lo habitual. El flujo de datos continúa durante los partidos, con los jugadores también monitorizados. Información encriptada anti hackers por los ingenieros israelíes, que no paran de introducir material para afinar sus algoritmos.
El preparador físico del Getafe diseña así entrenamientos individualizados en función de los reportes que ha obtenido el día anterior. Por colores, de más a menos riesgo, sabe lo cerca que está de romperse su delantero o su lateral.
En los meses de prueba-error comprobaron la efectividad de los avisos, convertidos en ley desde ese momento. Jorge Molina, Jaime Mata y compañía no entendían, al principio, por qué unos sí y otros no podían hacer determinados ejercicios. Cuando fueron viendo que cada vez visitaban menos la enfermería, dejaron de preguntar, sin imaginar el riguroso control de su trabajo que se hacía a diario a miles de kilómetros del Coliseum. «Las lesiones en el deporte profesional cuestan billones a los clubes cada año. Pero en la era del big data no debería ser así», afirma Tal Brown, el cofundador y CEO de Zone7.
Datos, probabilidad, algoritmos, previsiones, patrones de comportamiento... "Con el tiempo se irán añadiendo nuevos parámetros, también matices emocionales del futbolista", visualiza Vidal. Y entonces, una pregunta que en otros sectores ya se realiza, mientras los robots van ganando terreno. ¿Llegará un día en que esta Inteligencia Artificial dibuje al entrenador el once ideal ante un rival determinado? «Hará propuestas, seguro, pero la visión humana será irremplazable siempre en el deporte... Espero», reflexiona el preparador físico del Getafe.
Fuente: El mundo.es
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