Un yogur tiene el mismo azúcar que la cantidad equivalente de un refresco azucarado. Y si es ecológico o un petit-suisse, aún más. Un estudio con casi 900 yogures y asimilados muestra que la inmensa mayoría están extremadamente azucarados. Apenas el 9% de ellos son bajos en azúcares, porcentaje aún menor en los destinados a los niños y los que llevan la etiqueta de orgánico. El análisis se ha realizado en Reino Unido, y muestra que también los productos con imagen de saludables tienen su lado oscuro.
La Organización Mundial de la Salud publicó en 2015 una serie de recomendaciones sobre la ingesta de azúcar de niños y adultos por su relación con una serie de enfermedades y el sobrepeso. En ellas, aconsejaba que el porcentaje de energía procedente de azúcares libres (en su mayoría añadido<s o no presentes naturalmente en el producto) fuera inferior al 10% del total de calorías ingeridas. Incluso proponía una rebaja mayor, hasta menos del 5%. Cada gramo de azúcar refinada rinde casi 4 kilocalorías (kcal), así que la cantidad máxima recomendable para un adulto (con una dieta de 2.000 kcal/día) sería de unos 50 gramos de azúcares, la mitad si es un joven o aún menos si es un niño (siempre de forma aproximada y para el umbral superior).
Con un yogur y un petit-suisse, un pequeño de cuatro años ya ha tomado más azúcar de la recomendada y aún le queda todo el día por comer. Es uno de los resultados obtenidos por un grupo de investigadoras en nutrición tras analizar la información nutricional de 898 yogures y similares, como los petit-suisse, los yogures líquidos, los de soja, orgánicos y otros postres lácteos a los que dividieron en categorías. De ellas, apenas los yogures naturales y los griegos cumplían con la recomendación mínima de la OMS y con la del Sistema de Salud Británico (NHS, por su siglas en inglés) de 5 gramos de azúcar por cada 100 gramos de producto.
Solo dos de los 100 productos dirigidos al consumidor infantil eran bajos en azúcar. Como era previsible, los postres lácteos, con una mediana de casi 20 gramos de azúcar por cada 100 gramos, eran los más azucarados. Pero, en segundo lugar, aparecen empatados los yogures de sabores y los etiquetados como orgánicos o ecológicos, seguidos muy cerca por los que llevan trocitos de fruta, todos en torno a los 13 gramos por cada 100 gramos. Entre los productos a base de soja y similares, aunque estaban dentro del umbral máximo, ninguno era bajo en azúcares, según los resultados del estudio, publicado en BMJ Open.
Pero el dato más llamativo es el de los yogures y quesos frescos orientados al consumidor infantil: De los 101 productos de esta categoría tan sensible, solo 2 tenían menos de 5 gramos de azúcar por cada 100 gramos de producto. La mediana es de 10,9 gramos. En comparación, la clásica botella de un refresco de cola convencional tiene 10,6 gramos de azúcar por 100 mililitros. Aunque litros y kilos no son equivalentes, la cantidad de azúcar de yogures y refrescos es muy similar. Desde abril pasado, las autoridades sanitarias británicas han impuesto una tasa progresiva a las bebidas azucaradas.
"Inicié esta investigación cuando el Gobierno británico señaló a los nueve principales productos [entre ellos los derivados lácteos azucarados] que aportaban la mayor parte del azúcar ingerido por los niños y, como muchos padres, consideraba los yogures como algo saludable sin darme cuenta de todo el azúcar añadido que llevan la mayoría", dice la doctora Bernadette Moore, investigadora de la Escuela de Ciencias de la Alimentación y Nutrición de la Universidad de Leeds (Reino Unido) y principal autora del estudio. En ese país, las recomendaciones del NHS son que los niños de entre siete y 10 años no tomen más de 24 gramos de azúcares añadidos, 19 gramos para los que tienen entre cuatro y seis años y cero azúcares añadidos para los menores de esa edad.
Los yogures orgánicos tienen más azúcar que la cantidad equivalente de un refresco de cola convencional
Las autoras del estudio destacan la paradoja de los yogures con imagen de más saludables, como los derivados de la soja o los orgánicos o ecológicos. Respecto a estos, la investigadora en nutrición Annabelle Horti, coautora del estudio, comenta en una nota: "El azúcar suele usarse como edulcorante para contrarrestar la acidez natural del ácido láctico producido por los cultivos presentes en el yogur. Estos microorganismos son los que hacen del yogur algo bueno para el aparato digestivo y tienden a estar presentes en grandes cantidades en los yogures orgánicos. Es probable que estos lleven más azúcar añadido para neutralizar esa acidez".
La experta en nutrigenómica y colaboradora de Nutrir con Ciencia Lucía Martínez recuerda que los yogures y similares "tienen mucho marketing, tanto institucional, como de las empresas lácteas, que son muy potentes". Para ella, solo los yogures naturales, quesos frescos, el kéfir y el auténtico yogur griego son los saludables. Y si quieres endulzarlos, "con fruta, pero de la frutería". A los padres de niños pequeños, la doctora Moore les da el mismo consejo: "si están empezando a comer sólido, dadles yogur natural con fruta triturada".
Fuente: El País