Virne Beatrice Mitchell Gilbert, más conocida como Jackie Mitchell, nació en Chattanooga (Tennessee, USA) en 1912. Desde muy pequeña mostró una gran afición y un enorme talento para el béisbol. Primero la fue puliendo su padre, un médico que era un gran aficionado al béisbol y que le transmitió su gran pasión por este deporte. Y después su vecino "Dazzy" Vance que, casualidades de la vida, era uno de los mejores pitchers del momento. Había formado parte de los grandes equipos de la época como los New York Yankees, Brooklyn Dodgers y St. Louis Cardinals, y era famoso por sus letales lanzamientos rápidos y curvados. Durante 7 años había sido el jugador que más rivales había eliminado en una de las grandes ligas. Jackie Mitchell fue una auténtica esponja y, a la par que iba compitiendo en equipos y campamentos de béisbol femeninos, también aprendía los grandes secretos del lanzamiento que Dazzy Vance le iba enseñando. Su habilidad en los lanzamientos llegó a ser tal que no sólo asimiló las técnicas de lanzamiento que hicieron famoso a su maestro Dazzy Vance (especialmente un drop ball muy difícil de ejecutar pero más difícil aun de batear), sino que las mejoró. Y es que Jackie era zurda, lo que hacía que sus lanzamientos fueran aún más letales.
Con 16 años firma por un equipo femenino y sus exhibiciones comienzan a llamar la atención del público y de los dirigentes. Un día, mientras disputaba un partido en Georgia, se cruzó en su vida Joe Engel, uno de esos personajes excéntricos que tanto abundan en el deporte norteamericano. Este empresario norteamericano, acaba de comprar el equipo de beisbol de los Chattanooga Lookouts, afiliado a una de las Ligas menores pero con intención de hacerlo codearse con los grandes equipos de las potentes Ligas mayores. Como buen empresario que era intentó por todos los medios atraer al público a su estadio, pero todo su plan se fue al garete cuando estalló la crisis del 29. Desesperado para atraer público llegó a hacer que sus jugadores montaran elefantes, colocó canarios para que cantasen en las tribunas, cambió a un jugador por un pavo... En 1931, renovando su estrategia publicitaria de nuevo, decide contratar a una mujer (Jackie) en su equipo. Algo que únicamente había sucedido en 1898, pero nunca como deportista profesional. Enfrente, nada más y nada menos que los New York Yankees, que por aquel entonces contaban con la mejor plantilla de jugadores que se haya visto en la historia del béisbol: Babe Ruth, Lou Gehrig, Tony Lazzeri... son solo algunos nombres de aquella constelación de estrellas conocida por entonces como los "Murderers row" (fila de asesinos).
La prensa de la época, en cuanto se enteró de que iba a jugar una mujer, no tardó en cargar las tintas sobre ella. "Las curvas no estarán todas en la bola" titulaba uno de ellos. Incluso jugadores de los Yankees como Babe Ruth daban rienda a el peor de los machismos cuando afirmaba que "las mujeres nunca jugarán bien. Son demasiado delicadas. Jugar todos los días acabaría con ellas". Pero como se suele decir, el tiempo coloca a cada uno en su lugar. Y vaya si lo hizo. En la primera entrada, con Jackie lanzando, le tocó batear a Babe Ruth, la gran estrella del béisbol mundial. Y lo que prometía ser un camino de rosas acabó con Babe Ruth eliminado y con un cabreo monumental, hasta el punto de tener que ser retirado por sus compañeros mientras insultaba al árbitro. Tras él, aún en la primer entrada, le tocó batear a otra leyenda del béisbol mundial: Lou Gehrig. Y de nuevo Jackie sale con la suya. Lo elimina sin mayor dificultad en 3 lanzamientos. La ovación fue atronadora, el estadio se caía. Con el tercero, Tony Lazzeri, otro fuera de serie, no pudo forzar su eliminación y por ello incomprensiblemente la mandaron al banquillo. La prensa lejos de alabar semejante hazaña, siguió cebándose con ella. "Jackie en ese momento probablemente recordó que era una mujer y, después de toda la emoción, quería irse y llorar bien. Así le dejaron abandonar el partido" tituló The Washington Post.
Los Lockouts perdieron 4-14 pero Jackie, en lo poco que le dejaron jugar, hizo historia. Su hazaña, y también su fama, corrió por todo el país como la pólvora. Sin embargo, no todos lo vieron así. Lo que podría ser una oportunidad para abrir el béisbol profesional a las mujeres, se convirtió en todo lo contrario, un lastre demasiado pesado. El comisionado de las grandes ligas, Kenesaw Mountain Landis, obligó a los Lockouts a anular el contrato profesional que tenían con Jackie, y prohibieron que las mujeres jugasen en las grandes ligas porque era un deporte "demasiado extenuante" para ellas. Hubo incluso periodistas que acusaron a Joe Engel de comprar a Babe Ruth y Lou Gehrig para que se dejasen eliminar por Jackie.
Ante la imposibilidad de competir contra los mejores por el veto machista impuesto por el comisionado, Jackie decide seguir jugando. Ahora lo hará en los House of David, un equipo ambulante, en el que todos sus miembros tenían pelo largo y barba. Era eso o nada. Y Jackie como miembro del equipo, tuvo que ponerse una barba postiza para jugar. Con 23 años, harta de que se le fuese a ver como a un mono de feria (se le pedían retos como batear montada encima de un burro) y no como a una jugadora profesional de béisbol, y ante la imposibilidad de que competir en las ligas mayores, decide dejar el béisbol para siempre.
Se mudó a Georgia y allí empezó una vida nueva alejada de los campos de béisbol. En 1982 los Lockouts le invitaron para que hiciese el saque de honor que daría pie al inicio de la temporada. Cinco años después, en 1987, falleció.
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