15 julio 2023

¿Qué fue de... Jackie Mitchell?



Virne Beatrice Mitchell Gilbert, conocida popularmente como Jackie Mitchell, nació en Chattanooga (Estados Unidos) el 29 de agosto de 1913 Desde muy pequeña mostró una gran afición y un grandes condiciones para la práctica del béisbol, un deporte en el que no era nada habitual ver a mujeres. En casa, su padre, era un gran aficionado al béisbol y trató de transmitirle esta pasión a su hija. Poco a poco fue introduciendo a la joven Jackie a los conceptos más básicos del juego. Pero con quién dio el salto de calidad fue con su vecino Dazzy Vance, uno de los mejores pitchers del momento por aquel entonces. Había pasado por prestigiosas franquicias norteamericanas como los New York Yankees, Brooklyn Dodgers o St. Louis Cardinals, gracias a sus letales lanzamientos, rápidos y curvados que causaban estragos entre los bateadores rivales. No en vano había sido, durante siete años, el jugador que más rivales había eliminado en una de las grandes ligas. Jackie no desaprovechó las enseñanzas de Dazzy Vance y consiguió desarrollar una técnica propia, sino que la mejoró ya que era zurda. La gente que la vio jugar recuerda que su drop ball era letal y temida. Las comparaciones con Lizzie Arlington, la primera mujer en jugar en las ligas menores de béisbol, comienzan a ser habituales.

Cuando cuenta con 16 años firma por un equipo de béisbol femenino. Desde el primer momento muestra un nivel muy por encima del de el resto de jugadoras. Las exhibiciones se suceden un día tras otro, por lo que comienza a ser muy popular entre los aficionados y muy respetada los dirigentes del equipo. Un día, mientras disputaba un partido en el estado de Georgia, se cruzó en su vida Joe Engel, uno de esos personajes excéntricos que tanto abundan en el deporte norteamericano. Este empresario norteamericano, acaba de comprar el equipo de beisbol de los Chattanooga Lookouts, afiliado a una de las Ligas menores pero con intención de hacerlo codearse con los grandes equipos de las potentes Ligas mayores. Como buen empresario que era intentó por todos los medios atraer al público a su estadio, pero todo su plan se fue al garete cuando estalló la crisis del 29. Desesperado para atraer público llegó a hacer que sus jugadores montaran elefantes, colocó canarios para que cantasen en las tribunas, cambió a un jugador por un pavo... En 1931, renovando su estrategia publicitaria de nuevo, decide contratar a una mujer (Jackie) en su equipo. Algo que únicamente había sucedido en 1898, pero nunca como deportista profesional. Enfrente, nada más y nada menos que los New York Yankees, que por aquel entonces contaban con la mejor plantilla de jugadores que se haya visto en la historia del béisbol: Babe Ruth, Lou Gehrig, Tony Lazzeri... son solo algunos nombres de aquella constelación de estrellas conocida por entonces como los "Murderers row"  (fila de asesinos).

La prensa de la época, en cuanto se enteró de que iba a jugar una mujer, no tardó en cargar las tintas sobre ella. "Las curvas no estarán todas en la bola" titulaba uno de ellos. Incluso jugadores de los Yankees como Babe Ruth daban rienda a el peor de los machismos cuando afirmaba que "las mujeres nunca jugarán bien. Son demasiado delicadas. Jugar todos los días acabaría con ellas". Pero como se suele decir, el tiempo coloca a cada uno en su lugar. Y vaya si lo hizo. En la primera entrada, con Jackie lanzando, le tocó batear a Babe Ruth, la gran estrella del béisbol mundial. Y lo que prometía ser un camino de rosas acabó con Babe Ruth eliminado y con un cabreo monumental, hasta el punto de tener que ser retirado por sus compañeros mientras insultaba al árbitro. Tras él, aún en la primer entrada, le tocó batear a otra leyenda del béisbol mundial: Lou Gehrig. Y de nuevo Jackie sale con la suya. Lo elimina sin mayor dificultad en 3 lanzamientos. La ovación fue atronadora, el estadio se caía. Con el tercero, Tony Lazzeri, otro fuera de serie, no pudo forzar su eliminación y por ello incomprensiblemente la mandaron al banquillo. La prensa lejos de alabar semejante hazaña, siguió cebándose con ella. "Jackie en ese momento probablemente recordó que era una mujer y, después de toda la emoción, quería irse y llorar bien. Así le dejaron abandonar el partido" tituló The Washington Post. John Thorn, historiador de las Grandes Ligas afirmó que aquello “todo fue una broma. Jackie Mitchell eliminando a Babe Ruth y Lou Gehrig es una buena historia para los libros infantiles, pero pertenece al mismo lugar que el Conejo de Pascua”. Pero también hubo gente que no sólo dio veracidad a lo acontecido ese día, sino que además le daba una explicación“Gran parte del bateo tiene que ver con el tiempo y la familiaridad con un lanzador, y todo lo relacionado con Jackie Mitchell era desconocido para Ruth y Gehrig“, mencionó.

Los Lockouts perdieron 4-14 pero Jackie, en lo poco que le dejaron jugar, hizo historia. Su hazaña, y también su fama, corrió por todo el país como la pólvora. Sin embargo, no todos lo vieron así. Lo que podría ser una oportunidad para abrir el béisbol profesional a las mujeres, se convirtió en todo lo contrario, un lastre demasiado pesado. El comisionado de las grandes ligas, Kenesaw Mountain Landis, obligó a los Lockouts a anular el contrato profesional que tenían con Jackie, y prohibieron que las mujeres jugasen en las grandes ligas porque era un deporte "demasiado extenuante" para ellas. Hubo incluso periodistas que acusaron a Joe Engel de comprar a Babe Ruth y Lou Gehrig para que se dejasen eliminar por Jackie. 

Ante la imposibilidad de competir contra los mejores por el veto machista impuesto por el comisionado, Jackie decide seguir jugando. Ahora lo hará en los House of David, un equipo ambulante, en el que todos sus miembros tenían pelo largo y barba. Era eso o nada. Y Jackie como miembro del equipo, tuvo que ponerse una barba postiza para jugar. Con 23 años, harta de que se le fuese a ver como a un mono de feria (se le pedían retos como batear montada encima de un burro) y no como a una jugadora profesional de béisbol, y ante la imposibilidad de que competir en las ligas mayores, decide dejar el béisbol para siempre. Se mudó a Georgia y allí empezó una nueva vida completamente alejada de los campos de béisbol. En 1982 los Lockouts le invitaron para que hiciese el saque de honor que daría pie al inicio de la temporada. Cinco años después, en 1987, falleció.

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