Bjorn Rune Borg, conocido cariñosamente como Iceman, nació el 6 de Junio de 1956 en Södertälje, una pequeña localidad al sur de Estocolmo (Suecia). Durante su infancia sus primeros pasos en el deporte, como les sucede a muchos jóvenes suecos, fueron a través del hockey sobre hielo. Un día, cuando contaba con sólo 8 años, su padre le regaló una raqueta de tenis que había ganado en un torneo de tenis de mesa. Aquello marcó un punto de inflexión en el joven Bjorn que, desde entonces, no tuvo ojos para otra cosa que no fuera el tenis. Se pasaba las horas golpeando la pelota con aquella raqueta de madera contra el portón del garaje de su casa. Lo hace todos los días, cada vez se lo toma más en serio e incluso es autodidacta en algunos de los golpeos que tanto le caracterizaban. Como por ejemplo su revés a dos manos, diseñado a partir de adaptar la forma con la que cogía el stick de hockey. Desde esta etapa se mostró como un jugador muy físico, con una potente pegada y, sobre todo, con una competitividad desmedida. Hecho este que será capaz de controlar con el tiempo pero que en su juventud le jugó alguna mala pasada, siendo sancionado con 6 meses sin poder competir por su mal comportamiento durante un partido.
Profundo admirador del tenista australiano Rod Laver, no sólo se quedó con aspectos de su juego sino que también se fijó en su corrección y la capacidad de concentración que mostraba durante los partidos. Cosa que le ayudó mucho a moldear su carácter y a depurar los aspectos negativos de su extrema competitividad. No en vano pasó a la historia por su actitud caballerosa, intachable e imperturbable, pasase lo que pasase en la pista. Actitud que le valió el sobrenombre de "hombre de hielo" en el circuito mundial.
No tarda mucho en hacerse un nombre en los torneos oficiales y con sólo 13 años ya se proclama
Campeón junior de Suecia, derrotando a los mejores jugadores sub-18 suecos. Un año más tarde, con 14 años, hace su debut en un
torneo ATP celebrado en Estocolmo, donde está a punto de derrotar al croata
Zeljko Franulovic, nueve años mayor que él, en primera ronda. Y con 15 años debuta en un torneo tan prestigioso como la
Copa Davis, representando a Suecia y convirtiéndose en el tenista más joven de la historia en disputar ese torneo (el récord actual lo tiene el tenista sanmarinense
Marco de Rossi, con 13 años y 319 días). Lo hará a lo grande, marcando su primer gran hito tras derrotar al neozelandés
Onny Parun, todo un top ten, en cinco sets. Su nivel es infinitamente superior al de sus coetáneos, tal y como demuestra en la edición junior de Wimbledon, que gana sin problemas.
"Si tienes miedo a perder, es que no mereces ganar" afirmaba por entonces para explicar una de las claves de su éxito. Acabará ese primer año como asiduo del circuito ATP con un total de 25 partidos disputados, y un porcentaje de victorias del 48%, con tan sólo 16 años. Al año siguiente, en 1973, Borg irrumpe en el tenis mundial con una fuerza inusitada para un joven tenista de su edad e inexperiencia. No gana ningún título ATP, pero empieza a plantarse en varias finales y rondas finales de varios torneos. Sube su porcentaje de victorias hasta un meritorio 68%, un 20% más que el año anterior, y concluye la temporada en el puesto 22 del ranking ATP.
Su físico no para mejorar, la intensidad de su juego empieza a causar estragos entre la mayoría de sus rivales. Además, es un jugador con una complexión que rompe los moldes del tenista tipo de entonces: su torso musculado y su anchura de hombros, junto a la velocidad de piernas que tenía, le permitían desarrollar una potencia de pegada tan poco ortodoxa para los cánones de la época como efectiva. También empieza a cambiar el conservador modelo de juego saque-red, que imperó en el tenis durante muchas décadas. Por primera vez un jugador empieza a jugar desde el fondo, a tirar el revés a dos manos (no fue el primero en usarlo pero sí el primero en emplearlo como un golpe letal), y a utilizar con frecuencia el spin, no sólo los golpes planos. Martilleaba a sus rivales con sus repetidos golpeos, potentes y seguros, desplazándolos incesantemente de un lado a otro de la pista. A todo esto le añadía que, gracias al dominio del spin, el bote de la bola fuera más rápido y elevado de lo habitual, lo cual dificultaba notablemente su devolución al adversario. Además, es el primer tenista de la historia que se presenta en los torneos con su entrenador, el sueco Lennart Bergelin, cosa que hasta ese momento no hacía nadie. Todos estos cambios e innovaciones no hacen más que demostrar una personalidad arrolladora, de todo un estudioso del juego, que por entonces fue malinterpretada por más de uno acusando al sueco de maniático y excéntrico.
En 1974, cuando contaba con tan sólo 17 años, consigue su primer título ATP en el
Torneo de Auckland (Nueva Zelanda). Ese año ganaría 8 títulos ATP, entre los cuales destaca
Roland Garros, su primer torneo de
Grand Slam. En él fue capaz de derrotar al español
Manuel Orantes, todo un especialista en tierra batida, tras remontarle un 0-2 en contra (2-6, 6-7, 6-0, 6-1, 6-1).
"Mi mejor virtud es la persistencia. Nunca me rindo en un partido. Por muy abajo que vaya, peleo hasta la última bola" reconocía tras semejante exhibición. Acabará el año en el puesto 4 del ranking ATP, tras haber disputando un total de 118 partidos, de los que ganó 94 (79,6% de victorias). En 1975 repite victoria en Roland Garros tras derrotar en él a otro especialista en tierra, el argentino Guillermo Vilas, sin ceder un sólo set en la final. Aquel año consigue ascender un puesto en el ranking ATP, colocándose como tercer mejor jugador mundial. Acabará disputando un total de 108 partidos, de los que ganó 89 (82,4% de victorias). En esta época comienza a perfeccionar más aún si cabe su trabajo mental, diseñando toda una serie de rutinas para evitar la más mínima distracción e improvisto que pudiera distraer su foco de atención de lo que es el juego: no se afeitaba durante los torneos porque decía que le daba mala suerte (por eso llegaba a las finales con barba), dormía con el aire acondicionado lo más frío que podía porque creía que eso le permitía tener las pulsaciones más bajas durante la noche (llegaba a tener 29 pulsaciones), siempre se duchaba en la misma ducha de la instalación durante los torneos, vestía siempre la misma ropa en cada torneo, alquilaba siempre el mismo hotel en cada ciudad, cogía siempre el mismo taxi y le obligaba a hacer siempre el mismo recorrido... Durante los partidos se sentaba siempre en la misma silla, empleaba siempre dos toallas para secarse el sudor, se tocaba la cinta del pelo, pellizcaba las cuerdas de la raqueta, golpeaba con la raqueta las zapatillas... Vamos, que fue un adelantado a su tiempo. Cuando la mayoría no habían escuchado hablar sobre la
psicología del deporte, él ya la dominaba.
"Para concentrarme en los partidos he de olvidarme de cualquier otra cosa... solamente pienso en lo que tengo que hacer ahora en la pista. Yo tengo que ganar este punto, y cuando lo haga, tengo que ganar el siguiente... Incluso si una pelota parece imposible, debo ir detrás de ella y tratar de devolverla. Si no estás centrado en lo que haces, es muy difícil estar en lo más alto y hacerlo bien" afirmaba.
En 1976, con 20 años, consigue alcanzar el segundo puesto en el ranking ATP. Baja considerablemente su número de partidos disputados (81) pero aún así es capaz de mejorar su porcentaje de victorias (83,1%) y consigue alzarse con 7 títulos ATP. El año se le tuerce cuando, contra todo pronóstico, es eliminado en cuartos de final por el italiano
Adriano Panatta. Herido en su orgullo, se marcha a
Inglaterra dos semanas antes del comienzo del
Torneo de Wimbledon, el siguiente
grand slam, para prepararlo a conciencia. Para los analistas deportivos, la hierba de Wimbledon y las cualidades técnicas de Borg no casaban muy bien por lo que, pese a ser el cuarto cabeza de serie, nadie albergaba grandes esperanzas en un buen resultado suyo. Todos menos el propio Borg, que muestra una capacidad camaleónica para adaptar su juego a las exigencias de la hierba londinense. No se cansa de contradecir las previsiones de los analistas, una y otra vez, superando rondas hasta plantarse en la gran final sin hacer cedido ni un solo set. Allí destrozará a uno de los mejores y más completos tenistas del momento, el rumano
Ilie Nastase, por un contundente 3-0.
“Deberían mandar a Bjorn Borg a otro planeta. Nosotros jugamos al tenis. Él juega a otra cosa” afirmaba resignado el tenista rumano. Ese año roza el
Abierto de Estados Unidos, otro
grand slam, pero pierde en la final ante el jugador local, y número 1 del mundo,
Jimmy Connors.
En 1977 empieza a verse la mejor versión de Borg, un tenista a punto de alcanzar la plena madurez en su juego y que domina todas las superficies. Por primera vez se colocará como número 1 del ranking ATP con tan sólo 21 años. Aquel año disputó 85 partidos, con un 92,4% de victorias, ganando 12 torneos ATP. No pudo volver a ganar Roland Garros, donde era el gran favorito, pero sí pudo revalidar su título en Wimbledon frente al norteamericano Jimmy Connors por un apretado 3-2, vengando la derrota del año pasado en el US Open. El año siguiente, 1978, será el de su consolidación en la cima del tenis mundial. Consigue mantener su espectacular porcentaje de victorias, un 91,6% en 86 partidos disputados. Consigue hacerse con 9 títulos ATP, de los cuales dos serán de Grand Slam, Roland Garros y Wimbledon. De nuevo alcanzará la final en el US Open y volverá a caer frente a Jimmy Connors.
La gran noticia por entonces no son los títulos que va acumulando año tras año aquel joven tenista sueco de melena rubia. La noticia es que se está convirtiendo en un icono mundial que dispara, de rebote, la popularidad del tenis. Las marcas publicitarias no son ajenas a esto y se pelean porque Borg anuncie sus productos. De la noche a la mañana, se convirtió en el deportista mejor pagado de su época. Hasta la aparición de Borg lo normal era que les patrocinasen la ropa y la raqueta, pero con él la cosa se dispara: coches
Saab, relojes
Rolex, ropa
Fila, raquetas
Donnay... Así en 1979 ganará más de un millón de dólares en premios y publicidad, convirtiéndose en el primer tenista de la historia en hacerlo. Ese año firmará un 93,3% de victorias en sus 90 partidos disputados, sumando 13 títulos ATP, revalidando Roland Garros y Wimbledon, los dos torneos más antagonistas del circuito ATP, y añadiéndole el prestigioso
Masters ATP (
Torneo de Maestros). Todos estos éxitos y compromisos publicitarios no le restan ni un ápice de su concentración y plena dedicación al tenis. Se sabe que, en un claro intento por seguir evolucionando, le metía presión a su patrocinador de raquetas, la marca belga Donnay para que le construyese 1.000 raquetas de madera al año. Esa madera debía de ser exclusivamente de los bosques belgas de
Coavin y hechas por un artesano. De esas 1.000 Bjorn iba seleccionando y, a final de año, se estima que llegaba a utilizar entre 150-200 de ellas. Cada raqueta debía de pesar exactamente 415 gramos y medir 33 centímetros de un extremo al otro. Además las raquetas debían de llevar refuerzos en algunas zonas porque encordaba a 36 kilos (lo habitual era 24-25). A causa de esta excesiva presión no era de extrañar que la raqueta se deformase o que rompiesen las cuerdas, por lo que a Borg le acompañaba siempre un encordador. Hubo torneos en los que le tocó encordar entre 30 y 50 raquetas diarias para el astro sueco.
En 1980 de nuevo se coronará como número 1 del mundo en el ranking ATP. Será de las temporadas que menos partidos dispute (76), pero manteniendo su alto porcentaje de victorias (92,1%). No en vano gana 9 títulos ATP, revalidando sus títulos de campeón en Roland Garros, Wimbledon y el Masters ATP. Perderá de nuevo la final del US Open frente a la gran promesa estadounidense, un joven llamado John McEnroe. En 1981 nadie duda de que Borg repetirá el doblete Roland Garros-Wimbledon que ha conseguido ya en 3 ocasiones durante los años anteriores. Y parecen no equivocarse porque el sueco gana la copa de los mosqueteros, cediendo únicamente dos sets en todo el torneo. Pero aquel año los pronósticos no se cumplen en Wimbledon. No se le ve con la superioridad de otros años y, aún así, es capaz de levantar varios partidos que se le daban por perdidos. Llega a la final y la pierde en 4 sets frente aquel joven estadounidense, John McEnroe, que meses atrás le había derrotado en la final del US Open. “Estaba bajo mucha presión, mucha gente esperaba que ganara siempre. Ese día perdí contra John en la final, fue un gran partido, pero… mentalmente no estaba ahí. Estuve muy callado, me había guardado muchas emociones dentro, no estaba concentrado al 100%” afirmaba Borg. Sin lugar a dudas su cabeza comenzaba a acusar la presión de ser el centro de todas las miradas, dentro y fuera de la pista. Dolido, se encierra en los vestuarios y no quiere atender a los medios. Finalmente, presionado por la organización del torneo, accede a realizar una única entrevista y se marcha del estadio.
Aquella derrota hace mella en la cabeza de Borg. Toda la presión mediática que tenía encima, mientras fue ganando los torneos importantes, la soportó sin aparentemente mayor problema. Sin embargo, desde ese día, algo en su cabeza cambia. Sin mucho tiempo para lamentarse, buscara resarcirse unas semanas después en el US Open, el torneo que históricamente más se le ha resistido. Pero nuevo sucumbe en la final frente a John McEnroe, quien también le quita el número 1 del ranking ATP. Ese día, decepcionado, abandonó el estadio sin tan siquiera esperar a la entrega de los trofeos. Sentía que algo estaba cambiando, aunque todavía no sabía qué era. Nunca más volvería a disputar un torneo de g
rand slam. Acabó la temporada con únicamente 41 partidos a sus espaldas, pero con un destacado 85,4% de victorias en su haber. Había ganado sólo 3 torneos, pero había estado en 3 de las 4 finales de los torneos de
grand slam, ganando una. En 1982 la ATP saca una polémica norma en la que obliga a que todos los jugadores del circuito disputen al menos
14 torneos al año si desean figurar como cabezas de serie en los torneos. De lo contrario, incluso aquellos que tuviesen varios títulos de
grand slam en su palmarés, deberían disputar las rondas previas que le correspondiesen a su ranking. Borg no está de acuerdo con esta norma porque él jugaba menos torneos. Creía firmemente que jugando 12 podría ganar tranquilamente entre 9 y 11 títulos.
Visto el cariz que estaban tomando los acontecimientos, con tan sólo 25 años, Borg comenzase a alejarse voluntariamente de la primera línea del tenis mundial. La presión que soportaba sobre sus hombros es cada vez mayor: se siente obligado a ganar en cada torneo, le obligan a jugar cada vez más torneos, la presión de los medios y las agencias publicitarias es agotadora... Llega un momento en el que la ilusión que tenía Borg con el tenis se transforma en una obligación que le impide disfrutar y rendir como él quiere en la pista. Así que se puede decir que con esta edad Borg se retira del tenis profesional. En los tres años siguientes disputará algún partido de exhibición y únicamente 6 oficiales, por compromisos publicitarios. "Es duro cuando eres el número 1 mundial. No tienes ningún tipo de vida privada, ni si quiera puedes caminar por algún lugar. Creo que esa fue la razón por la que empecé a perder la motivación por el tenis" reconocería meses más tarde.
Se siente quemado por múltiples razones: el ritmo de juego había aumentado notablemente, la exposición mediática a la que estaba sometido era insoportable, la presión por ganar siempre comienza a impedirle disfrutar en la pista como siempre había hecho... Y, de postre, su reciente conflicto con la ATP y la ITF que le exigían jugar un número mínimo de torneos al año para ser cabeza de serie en los grandes torneos. En el momento en el que el tenis pasó a ser una obligación, en lugar de su pasión, Borg nuca más volvió a jugar al tenis a ese nivel. Únicamente disputaría 6 partidos en los siguientes 3 años pero con la cabeza muy lejos de la alta competición.
Con 26 años anunciará su adiós definitivo al tenis profesional. En esta época comenzará a desarrollar su faceta de empresario, creando una marca de ropa que llevará su nombre. La empresa nace con un gran éxito de ventas en los países escandinavos y en los Países Bajos, sin embargo a finales de los 80 entra en crisis. En 1991 las deudas le acechan tanto que decide volver a los circuitos para intentar hacerles frente, pero ya no es el mismo de antaño. Es invitado a varios torneos pero sólo conseguirá ganar un partido. Desesperado, decide poner en venta todos sus trofeos aunque finalmente, tras seguir los consejos de su gran rival en los 80, John McEnroe, no lo hará. Hoy en día, tras haber superado ese bache, la empresa goza de buena salud y vende sus productos por todo el mundo.
Desde 1987 es miembro del Salón de la Fama del tenis profesional. Además ha sido elegido por sus compatriotas como mejor deportista sueco del siglo XX. Desde su retiro guarda una muy buena amistad con su némesis en las pistas, el norteamericano John McEnroe. La prensa siempre intentó alimentar la rivalidad entre ambos para llenar páginas. Pero la realidad es que McEnroe no sólo estuvo a su lado en los peores momentos sino que también fue su padrino de boda. Para la prestigiosa revista Tennis, Björn Borg es uno de los mejores 10 tenistas de la historia.